Casa Batlló

Entre 1904 y 1907, Antoni Gaudí trabajó para el industrialista Josep Batlló Casanovas para una reforma de una casa construida en 1877 situada en el Passeig de Gràcia de Barcelona. La decoración de la casa en la que fue asistido por Josep Maria Jujol, expresa un lenguaje totalmente modernista. Sin embargo, la población Barcelonesa de esta época se sorprendieron bastante por esta obra y rápidamente le dio apodos tales como la casa de los huesos o la casa de los bostezos, con la técnica tradicional de cocción de la arcilla y esmaltes naturales de óxido, Gaudí logra una apariencia de textura y la estética que se refieren a pictórico impresionista. La propiedad se compone de siete plantas (sótano, planta baja, planta primera, cuatro plantas más y el ático) En la primera planta también llamada la planta principal y fue construido como la casa de los propietarios.

Proyectó una galería enorme, con gran fuerza expresiva y óseo de forma naturalista, en la que se incluía una ventana de guillotina grande, con un ingenioso sistema que le permitió abrirse completamente al exterior. La casa se entra por una escalera suntuosa, independiente, cerrado a los demás residentes. Es destacable la especial atención prestada a la casa de la familia Batlló, Gaudí que inventó dispositivos que proporcionan más luz y ventilación interior, construyó los famosos techos curvos, la pared y diseñó la capilla privada de la casa y todos los muebles, de las puertas a las mesas, sillas y taburetes. Gaudí también modifica los patios interiores del edificio antiguo, se abrieron con el objetivo de dejar pasar el aire y la luz, que se filtra hacia abajo a la planta baja, por un lucernario central. El color en el patio interior va desde el azul profundo en la parte superior hacia abajo al blanco en la parte inferior. El tamaño de las ventanas, que se hacen más grandes en la planta baja, son el resultado de que Gaudí deseaba controlar la entrada de la luz en el edificio. Gaudí también reformó la fachada posterior en la que colocó grandes balcones y una vez incorporado, con el trencadís. Cubiertas de escamas de cerámica de diferentes colores, a lo que añadió una torre con forma de bulbo que culmina en una cruz de cuatro brazos, adornados con los anagramas de la Sagrada Familia.

Fotos: Pere Vivas & Ricard Pla